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Sandino: La ambición desenfrenada de los caudillos nos ha hundido en la más sangrienta ignominia

La confiscación y la desfiguración que ha hecho el orteguismo de la figura de Sandino, junto a las desgracias que la dictadura ha provocado en el pueblo nicaragüense, reabrieron heridas que estaban en curso de sanar, renovaron enconos, atizaron odios y dejaron a Sandino como un referente de nuestra historia que buena parte de la población desdeña o denigra.

Estoy claro que referirse a Sandino es, en las presentes circunstancias, un tema espinoso, controversial y también expuesto a las malas interpretaciones. Por mi parte, sumo el riesgo: No tengo reserva en lanzarme al agua y exponer mi opinión. Estoy claro que en un sector de quienes adversan a Sandino subyace la identificación simplista que hacen de su figura con el orteguismo. En otros la aversión tiene su origen en el desconocimiento o en las desfiguraciones que en el transitar de nuestra historia ha sufrido el episodio que le tocó protagonizar. En otros, no puede negarse, la razón legítima es la pervivencia del recuerdo sobre atropellos vividos por sus ancestros en los departamentos donde se libró la lucha anti intervencionista de Sandino. 

Sandino.

Además ¿por qué no decirlo? También debo reconocer que la memoria de la década de los ochenta salpica a Sandino.

Vamos a escribirlo con todas sus letras: La revolución sandinista tuvo entre una de sus varias trágicas consecuencias fracturar la sociedad, al partirla entre sandinistas y antisandinistas, fijando como frontera la bandera de Sandino. Esas heridas dejaron recuerdos ingratos. Algunas de esas heridas todavía sangran. Y duelen. Y hay razones para que sangren y duelan. Ortega colocó vinagre en esas heridas.

Es mi criterio que al General Sandino y al episodio histórico que le tocó vivir corresponde aproximarse con sensatez, madurez y ánimo de extraer lecciones.

Sobre todo, si en verdad alentamos el compromiso de construir una nueva Nicaragua.

Comenzaré por referir el pensamiento de dos personajes nicaragüenses insospechables y de incuestionables credenciales democráticas: Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y Pablo Antonio Cuadra.

Pedro Joaquín Chamorro y Pablo Antonio Cuadra sobre Sandino

Examinemos cuál es el testimonio de estos dos nicaragüenses respetados por amplios sectores de nuestra población.

Transcribiré algunos párrafos escritos por Pedro Joaquín Chamorro, fíjense bien, en 1963, treinta años después del asesinato de Sandino y cuando el Frente Sandinista se reducía a unas siglas: “Dígase lo que se quiera de él, Sandino es el más grande héroe de nuestra Patria en los tiempos modernos y su memoria debe de ser guardada con cariño en el corazón de todo nicaragüense. Sandino representa la rebeldía de un pueblo y su gesta gloriosa en las montañas de las Segovias, ha dado a Nicaragua nombre y prestigio en el mundo entero”.

Y en 1970, en otro editorial publicado en el diario La Prensa, Pedro Joaquín afirmaba “Así como es natural que en el aniversario de un hombre ilustre, trate de revivirse su memoria, también es natural que los culpables de su muerte traten de matarla o que los partidarios o sirvientes de quienes cortaron su vida, intenten cortar su recuerdo.

Eso está pasando este año con Augusto C. Sandino, auténtico héroe nicaragüense, General de Hombres Libres, y orgullo de nuestra Patria, a quien mientras todo el país reconoce como el exponente más alto de su bravura y de su independencia en el siglo presente, tratan de matar de nuevo, quienes lo mataron físicamente. Era de esperarse semejante cosa. Era de esperarse que así como ayer el fusil artero mató a Sandino, hoy la pluma de quienes manejaron aquel fusil intentara echar lodo y suciedad a su memoria”.

Pedro Joaquín, en este editorial titulado “Quieren otra vez matar a Sandino” aludía a los intentos del somocismo por denigrar al héroe y enturbiar su gloria mediante la calumnia y el oprobio.

Quisiéramos retomar aquí un extraordinario poema, poco conocido, escrito en el exilio por Pablo Antonio Cuadra, quien ha sido considerado como un “ideólogo de la derecha nicaragüense”.. Un poema que en unas pocas líneas nos identifica los cimientos de nuestra nacionalidad. Sus puntos de arranque son Darío y Sandino. El poema se llama Riverside y el fragmento dice así:

Perros olfatean nuestras huellas y ladran.

Flota lento el tiempo con su espalda mojada.

Miro nuestras estrellas también desterradas.

La carreta que lleva a la madre de Darío

Con dolores de parto hasta Metapa. 

El camión que lleva a Sandino atado 

Desde el cuartel de la Guardia hasta el lugar emboscado donde lo fusilan.

La patria que pensó la madre sintiendo

Los dolores del amanecer

La patria que pensó el guerrillero sintiendo

Las angustias de la noche.

Esta es tu patria

Sandino y el orteguismo

Pero hay otra forma de denigrar la memoria de Sandino. Más marrullera y demoledora. Consiste en confiscarlo, apropiarse de la gesta del héroe y a la vez escupir su ideario. Manipular su imagen con discursos, pero enterrar sus principios. La fortaleza ética, el temple moral y su conducta política mancillados por una camarilla corrupta. Es la misión cumplida por el orteguismo. Casi podría aseverar que están logrando socavar los pilares donde se erigía la imagen de Sandino como héroe nacional. Será difícil en el futuro restaurar esos pilares. 

Ortega se ha apropiado de la gesta del héroe y a la vez escupir su ideario.

Veamos algunos ejemplos.

¿Qué dice Sandino sobre los bienes públicos?

 “Los bienes de la nación deben ser sagrados, y deben respetarse, porque el ser partidario no amerita ningún derecho para medrar al amparo de la causa que se invoca. Precisamente, la ambición desenfrenada de los caudillos nos ha hundido en la más sangrienta ignominia, pues las prebendas a los partidarios han hundido a la Nación y al pueblo en la más espantosa miseria…” (Carta al coronel Guadalupe Rivera, diciembre 1927).

Es una frase que estalla en la frente de la dictadura que ha hecho charanga con los bienes públicos, además de sus otros desmanes. 

¿Qué diría Sandino sobre la hipoteca que impuso Ortega al país por 100 años con un especulador financiero chino?

¿Y sobre la democracia?

El pueblo es soberano y debe respetársele su derecho de elegir sus gobernantes; y por esto lucharé sin descanso hasta hacer efectivo ese derecho”. Y agrega la necesidad de “…educar a nuestro pueblo en un ambiente de democracia efectiva.”

En lo personal, recuerdo que antes era frecuente escuchar: palabra de honor, persona de honor, persona honrada. Hoy, lamentablemente, esas palabras están desterrada del vocabulario habitual. Y ¿qué declara Sandino sobre el honor?

…De los conocimientos por mí adquiridos deduzco que el hombre no podrá jamás vivir con dignidad desviado de la sana razón y de las leyes que marca el honor.

…Nosotros luchamos por honor y no por prestigios, porque si el honor lo perdemos habremos perdido el derecho de vivir.

…No sigo otra línea que no sea la del honor. Todos mis actos los inspiro en la dignidad y el decoro (carta a Simón Larrache, 1930)

…Tampoco aceptaré pensiones o sueldos. Lo juro. No aceptaré regalos de nadie, ni hoy, ni mañana, ni pasado mañana, ni nunca.

…Por encima de todas mis facultades se encuentra la honradez

No es casual pues, que en el primer punto de los acuerdos de paz que suscribió se incluya la frase “Quiere él, pues, asentar como principio o base inamovible, que ningún lucro o ventaja material aspira a conseguir”.

En cualquier caso, no se trata únicamente de frases sino de palabras que llevó al extremo del sacrificio.

El mismo Sandino también escribió: A todos se puede engañar con el tiempo, pero con el tiempo no se puede engañar a todos

¿Qué es la patria? 

La patria es un proceso de construcción social que se va abonando con ilusiones compartidas y con las ilusiones rotas de un pueblo; con episodios gloriosos y con funestas traiciones; con ideas, con tragedias, con alegrías y con tristezas. Así se va moldeando el sentido de pertenencia. Así se va amasando el sentimiento de nación.

Abonar a nuestra identidad, a nuestra cohesión como pueblo, a forjarnos como nación exige desconfiscar a Sandino. Exige que asumamos a Sandino como un ser humano, con sus virtudes y sus defectos, un nicaragüense que fue coherente entre lo que predicó y lo practicó, hasta rubricar con su sangre el dicho y el hecho. Esto significa reconocer su temple moral. Su ética invicta, más allá de banderas partidarias.

Y, quedemos claros, asumir a Sandino con serenidad y mesura no significa hacerse sandinista. De igual forma que asumir a José Dolores Estrada como héroe nacional no significa hacerse Estradista.

No solo tenemos el desafío de construir la democracia. También tenemos por delante la escabrossa cuesta de construir patria. Patria para todos los que quieran abonar a su construcción.

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