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Los empresarios «la vieron venir»

Seamos claros. El modelo económico que impuso Ortega se sustentaba, principalmente, en el cuantioso subsidio de la cooperación petrolera venezolana y en las ventajosas condiciones comerciales que favorecieron las exportaciones hacia ese país. Una vez que se acabó el subsidio y mermaron las compras de productos nicaragüenses, se desplomó el globo que habían inflado.

Hemos presentado datos oficiales demostrando que el modelo no generó empleos plenos y de calidad. Que las pequeñas y medianas empresas se las miraban de a palito. Y que las inversiones privadas, realmente, solo crecieron un año, entre el 2013 y el 2017. Produjo, más bien, subempleo, bajos ingresos, economía informal.

Es sorprendente que no se utilicen los datos oficiales para contrarrestar la campaña del régimen. Pero es más lamentable que, a estas alturas del partido, se escuchen voces desde nuestro lado de la acera repitiendo la misma cantinela del régimen sobre la supuestas bonanza económica de antes de abril.

En este comentario presentaremos cómo la miraban los empresarios, meses antes de la crisis. Estas opiniones ofrecen un interesante complemento a los datos.

Resulta que, revisando bibliografía, me encontré un estudio que publicó FUNIDES, a finales del 2017, casi seis meses antes de que estallara la crisis. Recordemos que FUNIDES es un centro de investigación caracterizado por presentar trabajos técnicamente sustentados y cuya directiva está formada por prominentes empresarios, una parte de los cuales aplaudía en su momento el modelo económico orteguista. El estudio en referencia refleja la opinión de empresarios grandes y medianos cuya actividad económica representaba un peso significativo en la economía del país.

A decir verdad, no se trata de simples opiniones. Es la expresión de visiones y criterios que condicionaban decisiones de inversión y decisiones gerenciales de las empresas con mayor incidencia en el desenvolvimiento de la economía y en la generación de empleos. En definitiva, el estudio demuestra que los empresarios “la vieron venir” con bastante anticipación.

Veamos los factores que, en opinión de los empresarios consultados, inciden negativamente en el clima de inversión.

El cien por ciento de los consultados colocó la corrupción a la cabeza de los factores negativos. Lo repito, el cien por ciento de los empresarios consideraba que el principal obstáculo para invertir era la corrupción campante y sonante.

El siguiente factor negativo que registraron los empresarios se refiere a las tarifas de energía eléctrica ¿En qué porcentaje? También el cien por ciento. Ya para esa fecha los empresarios pagaban las tarifas más altas de Centroamérica. Los dueños del negocio de la energía, desde entonces castigaban a empresarios y consumidores. Ni hablemos de la situación actual.

Ahora viene un dato que merece especial consideración: El 87%, casi nueve de cada diez, de los empresarios consultados, opinó que la situación política repercutía negativamente en el clima de inversión. Recordemos. Estamos hablando de finales del 2017. Probablemente este sea el aspecto más llamativo del estudio pues refleja un punto de quiebre en la visión de los empresarios sobre el régimen político.

En síntesis, la situación política, los precios de la energía, la corrupción y las tasas de interés eran, para esa fecha, las principales preocupaciones de los empresarios en cuanto a los factores que incidían negativamente en las decisiones de invertir. Los cuatro factores tienen su origen en el modelo de poder impuesto por Ortega.

Pero el estudio dice más.

Se consultó a los empresarios sobre su nivel de ventas, en comparación con el año anterior, es decir, 2016. La proporción de empresarios que declaró una caída en sus ventas se desplomó en 25 puntos porcentuales, en relación al estudio anterior. O sea que las ventas venían ya de capa caída. Y si no hay ventas es porque no hay comprar, y si no hay compras es porque los ingresos de la población venían también de capa caída.

En cuanto al futuro, únicamente el 30% de los encuestados expresó expectativas de que sus ventas se elevarían. Mientras, casi el 70% declaró que no invertiría en los siguientes seis meses y el 80% manifestó que no planeaba contratar más personal.

En el estudio hay muchos datos más, pero con lo dicho es suficiente para demostrar que no hay tales de que la economía iba por buen camino. Ni en los datos, ni en las percepciones. No es necesario ser economista, ni sociólogo, ni politólogo para llegar a la conclusión de que los empresarios la miraban turbia, y con bastante anticipación. Quién tenga dudas sobre los datos, puede tomarse un tiempito y buscar ese estudio de FUNIDES.

En resumen. Desde antes de abril del 2018, el modelo económico del orteguismo venía de capa caída, sin posibilidades de revertir la situación. En el presente, su aferramiento al poder, a sangre y fuego, y las medidas económicas que impone, son las causas de la zozobra económica que padecen miles de empresarios, profesionales y trabajadores por cuenta propia; y de las tribulaciones que sufren trabajadores y desempleados. Tan sencillo como la palabra Juan.

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