El Doctor Jaime Incer Barquero ha desarrollado todo un apostolado sobre la conservación y protección del medio ambiente y de nuestros recursos naturales. A su profundo conocimiento une el compromiso, la dedicación y, por qué no decirlo, el amor por nuestra tierra y por nuestra historia. Desarrolla también una incansable pedagogía porque, esté donde esté, lleva la información y el mensaje sobre la necesidad de proteger nuestros recursos.
Tuve el privilegio de escuchar una presentación reciente del Doctor Incer sobre las principales amenazas que se ciernen sobre miles, más bien, sobre centenares de miles de nicaragüenses, a causa del abuso irresponsable de nuestros recursos.
Son varios temas, así que los iremos compartiendo por entregas.
Comenzaremos con Nueva Segovia. Según el doctor Incer, la pétrea configuración de los suelos en esa zona impide que existan mantos acuíferos. El agua se obtiene entonces de fuentes superficiales, esto es, ríos y manantiales. Los bosques alimentaban estas fuentes de agua. Sin embargo, el despale indiscriminado ha provocado que buena parte de estos ríos estén secos, incluyendo el Río Coco. Nuestro otrora majestuosa río, hoy, en muchos de sus tramos está reducido a un arenal.
¿Cuáles son las consecuencias? En primer lugar la escasez de agua para consumo de la población. Una amenaza real y actual para casi trescientos mil segovianos que no tienen ni pozos, ni ríos. Pero también el despale ha provocado la erosión de los suelos y, consecuentemente, una reducción del potencial productivo. Es decir, ni agua ni comida.
Así, el denominado corredor seco, con el despale, abarca ahora amplias extensiones del departamento de Nueva Segovia. El impacto en las familias, en sus ingresos y condiciones de vida es fácil de imaginar. Esta es una de las razones que explica las corrientes de migración, interna y externa, en la búsqueda de oportunidades de sobrevivencia.
¿Quiénes son los responsables? Aquí hay responsabilidades de varios, comenzando por la mafia maderera que sigue destruyendo los bosques sin contemplaciones. Los propietarios mismos de los bosques, por miopía o avaricia los enajenan sin reponerlos. Las municipalidades también comparten responsabilidades. Muchos de sus funcionarios se encuentran envueltos en mantos de corrupción. Los representantes de instituciones del Estado que, supuestamente tienen la función de proteger esos recursos, medran entre la indolencia o la coima. También se señalan a altas instancias del gobierno. Basta recordar los vaivenes con los decretos presidenciales sobre vedas y revedas, y la patraña del gorgojo descortezador. En su momento se hizo un escándalo pero hoy nadie habla del tal gorgojo.
¿Cuál es la solución? Restaurar los bosques es la única solución. Pero esta es una solución de largo que requiere un Estado responsable, sensible y con visión. En el corto plazo se impone parar la deforestación.
Por supuesto, no es el único lugar donde existen problemas de agua. Pero la señal de alerta que deja el doctor Incer es pues…agua…agua, para los municipios de Nueva Segovia.
El otro tema expuesto por el Doctor Incer es la pesca con explosivos en el litoral del pacífico. En su opinión, están arrasando con toda forma de vida marina pues cada bombazo acaba no solo con peces adultos, sino con huevos, aluvines, tortugas, corales, en fin, toda forma de vida. En el momento actual no hay un solo segmento del litoral que escape a esta salvaje forma de pescar.
A pesar de existir prohibiciones legales expresas, incluso penalizaciones, los explosivos se comercializan a vista y paciencia de las autoridades, al igual que estas formas de extracción.
Ahora que se acerca Semana Santa, época en la cual se eleva el consumo de mariscos, o en realidad, en cualquier época, cuando nos sirvan un pescado pequeño es importante que sepamos que no lo dejaron crecer, a punta de bombazos. Nuestra contribución a la campaña de protección de nuestras especies marinas sería no consumir pescados que no tengan el tamaño “estándar”.
El problema es que para los pescadores artesanales, pobres en su mayoría, se trata de pan para hoy -pan escaso- y hambre para mañana, porque ni siquiera se está permitiendo que se complete el ciclo de reproducción de los peces. En este caso, igual que con la deforestación, las autoridades competentes siguen viendo para el icaco.
Viendo para el icaco o engrosando sus bolsillos.
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